sábado, 21 de mayo de 2011

El mate

La mesa redonda de la cocina sostenía una pava y un mate cebado que ya no desprendía vapor hacía rato. Las ventanas que daban al jardín delantero estaban abiertas en la misma habitación. Y Guido, sentado en la silla contigua a la mesada, miraba afuera esperando. Él era demasiado estricto con los horarios como para soportar las impuntualidades de los demás, pero Sabrina siempre había sido así, y él ya lo sabía. Y ahora era peor, porque además de lo que tardaba ella sola, y además de que llegaba caminando, ahora venía con el nene. El nene que tenía cuatro y que la hacía retrasarse media hora más de lo normal.
Pensar en eso impacientaba a Guido. Se levantó del asiento y se tomó el mate frío con asco. Puso la pava a calentar por tercera vez, y se volvió a sentar.
"¡Damián!" Escuchó gritar afuera a una mujer "Caminá, por favor".
Guido se levantó nuevamente y recorrió la distancia hasta la puerta de entrada. La abrió. Sabrina estaba a unos pasos ya, con el nene de la mano y unas cuantas bolsas que sostenía como podía. Guido le tendió las manos a la carga de la mujer y la llevó adentro, seguido por la visita.
"Buscá las galletitas, están en la bolsa amarilla" Dijo Sabrina, sacándole la campera a su hijo en el comedor, "Andá a jugar, en un ratito te aviso así tomas una leche, ¿Si?" Se dirigió a Damián ahora, y el nene se fue al jardín que se veía por la ventana.
"¿Como está?" Preguntó Guido cuando Sabrina entró en la cocina.
"Mucho mejor, ya volvió a su casa".
"¿Sigue sin querer verme?"
La respuesta a esa pregunta fue justo lo que no quería oír: "No se acuerda de vos".
Guido González se desplomó en el asiento junto a la mesa, se agarró las sienes y sentenció: "Me cansé".
Sabrina le palmeó la espalda, "Es tu hermana. Dejá de esperar respuestas, andá a verla". Sacó la pava del fuego y le cebó un mate. Un mate amargo.

sábado, 14 de mayo de 2011

Llegar

La madre de Damián camina apurada. Está llegando tarde, y el nene no avanza nunca. Ella intenta ponerlo a su mismo ritmo. Pero ¿por qué iba a entender Damián, de cuatro años, la importancia que tenía la impuntualidad? Si era mucho mejor quedarse en la plaza jugando ¿Por qué alguien iba a querer irse de ahí?
La madre lo seguía incitando para que avance, y el nene seguía retrasando la partida.
Si recién habían llegado, ¿Cuál era su problema...?
La respuesta a esa pregunta no se le ha ocurrido nunca a la madre. Tal vez porqué, simplemente, no se puso a pensarlo nunca; no se puso a pensar en lo que pensó Damián, ni se preguntó lo que él se preguntó. Y el por qué de que nunca lo haya reflexionado, es tan simple que no hace ni falta explicarlo.

El recuerdo siempre está

Camina lento, pero va deprisa.
Piensa en el pasado sin ninguna sonrisa.
Escucha sus pensamientos, en un silencio oscuro
Intentando sacarlos de la mente, que los enrosca como una serpiente.
Nada de lo que haga puede funcionar,
Su cerebro no para de pensar.
Por más que lo intente, va sumiéndose en una tristeza latente
Que no lo deja escapar, pero tampoco llorar.

Sus ideas no lo sueltan, no lo deja ir
Y él, lo único que quiere es huir.
No recordar nunca más todo lo malo,
Que se valla para siempre y no mencionarlo.
Pero el pasado nunca estará del todo pisado,
No para él, que ha sufrido tanto

Grace

- I'm going away
- Where?
- To a fucking castle in the clouds

domingo, 8 de mayo de 2011

SIEMPRE ME TERMINA PASANDO LO MISMO, TODOS ME PASAN POR ENCIMA Y YO LES SONRÍO COMO SI NO PASARA NADA. ME ODIO

me gusta, ¿y qué?

ME GUSTA, ME GUSTA, ME GUSTA, ME GUSTA. ¿Que se puede hacer? ¿Que puedo hacer?
Me parece que tengo una oportunidad, una muy chiquita, pero la tengo. El problema es que me lo tengo que callar todo, el problema es que yo no sé como hacer mucho con poco; es decir, no voy a aprovechar bien esa mínima oportunidad.

Puedo decir, mañana voy y le digo todo. Pero entonces llega mañana, y le paso por al lado sin dirigirle la palabra. Y es complicado, y no tengo a nadie. Y además, él me gusta.