La madre lo seguía incitando para que avance, y el nene seguía retrasando la partida.
Si recién habían llegado, ¿Cuál era su problema...?
La respuesta a esa pregunta no se le ha ocurrido nunca a la madre. Tal vez porqué, simplemente, no se puso a pensarlo nunca; no se puso a pensar en lo que pensó Damián, ni se preguntó lo que él se preguntó. Y el por qué de que nunca lo haya reflexionado, es tan simple que no hace ni falta explicarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario