No dejo de aprender de mi error que los demás no son lo que creí.
Ya te pasó dos veces, no sanes las heridas de alguien dándole vida de tu propia sangre, un vez que sanen enfermás, y después te saludan desde arriba derramando un poco de bebida.
No beses llantos en vano, nadie te enseñó a desconfiar de las lágrimas de cocodrilo?
Al llanto del niño pidiendo un juguete, no hay que ceder cuando sos el juguete.
Hermoso pasar por acá. Saludos.
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