Soy feliz, desde que te conozco, desde que te tengo.
Pero cuando me habla de él; lloro, Muero.
No soporto el hecho de nunca haberlo tenido, de que sea solo un sueño reprimido;
De haberlo entregado como si no fuera nada, como si no me importara.
No lo amo, no valora.
Pero cuando me dice lo mucho que lo quiere: lloro, Muero.
Odio saber que no hay nada.
Odio escuchar hablar de él,
De que diga lo amo y no pueda olvidarlo.
En el fondo, en el hueco que dejó, sigue vibrando su amor.
No quiero. Ahora te amo a vos.
Pero, cuando me habla de él; lloro, Muero.
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