lunes, 21 de noviembre de 2011
Diecinueve
Es difícil darse cuenta de si lo que haces está bien o no, aunque las acciones de los demás las distinguís en categorías fácilmente. Siento que todo lo que me pasa lo hago yo, y que eso incluye también cosas que les pasan a los demás, pero las hago yo también, no ellos. Entonces ¿Cuándo les toca sorprenderme a mi, empezar? No sé, no saben, nunca será. Hay momentos en los que pienso en nada, en arreglar cosas, en coser agujeros, y todo lo demás se vacía y queda en la nada hasta que lo vuelva a buscar más tarde. Me quedé sin derechos de sentir en mi casa, solo siento cuando salgo, para que a nadie le siga molestando. No tengo ganas de reírme ni de llorar, ni de matar a nadie. Es como si ya no importara. No necesito un abrazo, no lo quiero. No quiero a alguien que me mire, ni que me haga bien. Ni a alguien que me haga mal. Es como si cualquier cosa que vea o que alguien diga pueda hacerme algo, pueda manejarme y cambiar mi estado, incluso Dinosaur Jr. Lo único que quiero es querer algo. Pero no puedo, y sin embargo estoy feliz. Porque quería una sola cosa, y está, y la tengo. Y lo tengo.
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